Arte y ciencia
Daniel Acosta

La era de oro de la humanidad no ha arribado. La sectorización de los avances de la ciencia se nos presentan muy difusos por la hegemonía del poder económico, y la dosificación económica empleada para otorgar los beneficios a la sociedad. En este sentido la idea sobre el progreso, a partir de los descubrimientos en el último siglo, parecería situar a la humanidad más próximo a ampliar el abismo que a reducirlo.
Observando actitudes de los artistas en épocas pasadas el romanticismo, por ejemplo, se plantea un modelo diferente al que estaba naciendo: la sociedad industrializada. A partir del retorno de las ideas comuneras y la relación horizontal con la naturaleza. Tomando como herramientas de resistencia los estados anímicos más intensos, hasta el éxtasis. Apartándose de la idea de belleza como lo delicado, lo armonioso, para buscar lo sublime a manera de lo inmenso. Lo misterioso y oscuro.
En esta encrucijada histórica los artistas deciden darle la espalda a las ideas racionalistas como solución de los problemas de la sociedad. Théodore Gericault con su obra la " Balsa de la medusa". Plantea lo heroico del sufrimiento, y que el aislamiento y el ser vulnerable constituye la propiedad de la circunstancia humana.
En Alemania Caspar David Friedrich, con su pintura "Mar Polar" (1824) propone una especie de triunfo de la naturaleza sobre la aspiración humana.
En Inglaterra John Constable y William Turner son los artistas que exploran la visión más radical de los románticos. Tarner se ata al mascarón de proa de un bergantín para sentir la furia del mar y la naturaleza.
Seria interesante acceder a la fantasía de poder contar con una maquina tele transportadora y viajar hacia el futuro, conocer el pasado, así aportar a nuestro presente incierto. Y si los dioses lo permiten, preguntarse si volveríamos optimistas después de semejante aventura.
Cual seria la realidad del arte en este contexto hipertécnico. Los formatos estarían todos digitalizados y cada ves más alejados de la realidad orgánica o natural.
Las experiencias criticas como las llevadas a cabo por el pintor español Goya, o panteísta como las de Vincent Van Gogh que significación tendría en las próximas generaciones.
El derecho sobre el conocimiento científico y sus invenciones, que despeguen a la civilización hacia un devenir, no son aún una conquista, una propiedad social. La concentración del conocimiento, en manos oportunistas y con mentalidad de mercader, augura de este modo un futuro más frágil de lo representado.
Esta apreciación la puedo escribir, a pesar mío, después de haber sostenido durante años lo contrario. Enormes discusiones y energía física, para sostener la convicción en el progreso y la ciencia moderna como estandarte de la búsqueda de la verdad. Mientras los investigadores creían únicamente en su moral y su visión cientificista del mundo.
Jerónimo Bosh nos adelanta, en sus magníficos cuadros, los terrores construidos por la especie humana en el medioevo. Los infiernos que debemos padecer a partir de la decisión de abandonar las utopías de los paraísos celestiales. En busca de la construcción de una entidad, que exige una determinación propia, compleja pero potencial, para realizar el proyecto humano.
Esta situación paradojal fue retratada, con esplendor, que solamente los temperamentos como el Bosco pueden transmitir. La regresión en esas ciudades futuristas, plenas de jardines fatales, nos ubica en un descreimiento profundo del porvenir.
Los datos de la experimentación realizada sobre poblaciones indefensas, por las innovaciones tecnocientíficas, en las primeras y ultimas guerras son contundentes.
El guernica, obra maestra de Pablo Picasso, expresando el horror de los bombardeos, al pequeño pueblo de España, es inobjetable.
Los bombardeos sobre Hiroshima y Nagasaki. La obra de Anselm Kiefer, sumergiéndose en los tormentos de auschwitz, y las úlceras abiertas en el alma humana, en este nuevo contexto cultural. Mientras Juanito Laguna mira, extraviado en el medio de una ruta desierta, el orbitar del sputnik, cohete ruso, también perdido, que despertaría la esperanza en un sector de la sociedad. Confiando que esta ves si se iba a transferir al mundo otra actitud otra relación desde lo tecno científico. Demostrado que no basta una orientación política, ante la complejidad de intereses, para arribar al objetivo de una comunidad planetaria beneficiándose de sus distintos desarrollos teóricos.
León Ferrari realiza su trabajo " la civilización occidental y cristiana " denunciando los bombardeos en Vietnam, con los últimos adelantos de la ciencia puesta al servicio de la maquinaria bélica más poderosa del mundo.
Ya los libros de ciencia-ficción nos habían introducido en un sinnúmero de escritos, que nos entregaban páginas muy bellas, de ese destino no muy merecedor de conocer.
Noé y sus pinturas sobre la dictadura militar en los 70.
Los muralistas mexicanos, y en especial Diego Rivera, plantearon la esperanza en la ciencia para alcanzar la utopía del cambio universal.
Seria bueno repasar los conceptos del modernismo en cuanto la idea de que de la mano de la ciencia el progreso seria una constante.
Es indudable que la ciencia y la tecnología han traído progresos en un sinnúmero de áreas para su avance, explicando su pasaje al mostrador y las góndolas, y la sociedad.
Los ejemplos en las áreas de comunicación, biotecnología, entre otras, son contundentes.
Hoy todos estamos interconectados, formando a partir de este dato, una sociedad globalizada. Pero seria interesante recordar lo sucedido a mediados del siglo pasado en Inglaterra con las innovaciones técnicas y su impacto en el ámbito cultural y social.
Cientos de miles de trabajadores quedaron excluidos de su trabajo al generarse la transformación en los nuevos medios de producción. La nueva cultura trajo beneficios a los dueños de las novedosas herramientas, pero desocupación y miseria a los trabajadores.
Un proceso similar sé esta viviendo en esta etapa de la civilización, con grandes masas de trabajadores en la calle, la concentración de los medio técnicos en una elite y la alienación en la sociedad.
Esta contradicción entre ciencia y progreso se dio en el marco del romanticismo en Europa. Las ideas del positivismo alentaron la posibilidad de una sociedad feliz en un futuro cercano, dando por el contrario concentración de poder a partir de generar profundas diferencias económicas y como tal, culturales.
Creo que ser muy optimista, en estas circunstancias, del abuso de los medios electrónicos es ingenuo. Conformar una sociedad en libertad y democracia real no alcanza, solamente, con mas ciencia y técnica.
En ese sentido los aportes del arte y otras disciplinas afines, a mi entender, contribuirán a mejorar las relaciones humanas y no a quemar las naves antes de arribar a puerto.